Las raíces de la música griega provienen del
mar Egeo y de la pronta migración tenida tras la caída de Roma en el
siglo VI d.C. y, de todo el subsecuente periplo de la región en relación
a las guerras y la expansión de los territorios y los mandatos
imperiales. Es bien sabido que en esta zona el hecho de las romerías y
errabundaje trajo consigo dos de las mayores prendas de nuestra
civilización. Por un lado, la música entregaría al mundo post occidental todo
un rico acervo de relaciones con el mediterráneo y las tradiciones
griegas, no solo en lo político y filosófico, habrían de
permanecer por cuanto este es uno de los géneros musicales más ricos en
identidad y carisma. La Grecia que hoy por hoy conocemos trajo buena parte de
su sentido del próspero imperio Otomano y de allí que la Turquía haya hecho
bastante para su música y tradiciones. De mano de los turcos, se adoptaría una
nueva fortaleza en la música, derivada de la no sofisticación en la forma de
ser aceptada, la mezcla y la migración convirtieron a la música griega en algo
más que folclor y no por nada, siempre el mundo de nuestro occidente la ha
visto desde la postura algo kitsch del cinematógrafo.
Grecia y su música
Tal y como pudo suceder en Portugal, esta música simplificaba discursos de enraizamiento y de identidad, caso de ritmos como la música Demótika; el rembétiko (rembetis: holgazán, vago), sus variedades: zeibékiko, jasápiko (jasapis es carnicero), tsámiko, el tsifteteli dedicado a la mujer y que sostiene la cultura árabe pues su nacimiento es netamente turco. Estas letras sin embargo carecen de sentido poético en su mayoría y responden al decir popular tras el cual los griegos empezaron a apartarse de la típica cultura griega tan llamada a la subordinación y la quietud. De esta rica cosmogonía valga apuntar que el mar y la movilidad mediterránea le dieron a su sentido, un aire totalmente abierto a las costas y el agua de la antigua Constantinopla siempre habría de darle de paso parte de su candor y su algarabía.
“Turbofolk” (música moderna y rítmica, rápida pero con un sustrato étnico de la música folk griega tradicional). Natassa Theodoridou – Den Thelo Tetious Filous
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